William Christopher Handy, recordando al padre del blues.

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La historia del blues no se limita solamente a sus creaciones musicales, trae consigo anécdotas de sus iconos y muchos mitos que la han nutrido y que le han dado la forma singular con el que hoy se le reconoce. Estos mitos van de lo asombroso hasta lo verdaderamente increíble, y la mayoría de estos le han dado nombre a los autores de sus historias, así como la fama que en algunos casos fue efímera. Justamente esta fusión entre los hechos reales y lo extraordinario ha creado muchas de sus grandes leyendas.

Tal es el caso de William Christopher Handy “el padre del blues”, el mito que gira a su alrededor y que es contado por él mismo no tiene relación con la paternidad que el músico se adjudicó, pues si bien tuvo una formación musical que le permitió tocar diversos instrumentos además de una carrera sobresaliente a su corta edad su popularidad era compartida.

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La historia de W.C. Handy ubica su parte mítica en 1903. La estación de tren de Tutwiler, en Mississipi es donde los hechos ocurrieron según sus palabras. Encontrándose en esa estación con el tren con un retraso significativo de nueve horas, W.C. Handy en su espera tuvo que quedarse a dormir ahí, en medio de la oscuridad y con su soledad como compañía, empezó a escuchar sonidos inusuales. Al girar pudo observar a un hombre alto y delgado, lo describió como un hombre negro de rostro que reflejaba una especie de tristeza antigua. Este hombre de mal aspecto, con ropa vieja y zapatos rotos, hacía un ruido muy extraño que jamás había escuchado el músico. Los sonidos eran provocados con una navaja que rasgaba con las cuerdas de una guitarra vieja, el efecto provocado era único y mágico lo cual le resultaba un asombro inigualable, la simple pero maravillosa pieza con pocas variantes estaba acompañada por un verso que repetía la frase: “Going where the southern cross the dog” (voy donde el sureño se cruza con el perro). Ante su fascinación, Handy no dudo en preguntar el significado.

Se trataba de la historia del ferrocarril del Delta del río Yazoo, que popularmente era conocido como “Dog” era el único ferrocarril que atravesaba la región llegando a la localidad de Moorhead donde se cruzaban las líneas, que iban del este con las del oeste. Siendo ese el punto exacto a donde Handy se dirigía “donde el sureño se cruza con el perro”. Esta experiencia fue tomada como una revelación cambiando su vida y su música ya que despertaron su interés por los estilos regionales del Delta de Mississipi.

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Pero no sólo fue esa historia la que le da una importancia particular a la carrera de W.C. Handy, sus aportaciones pueden crear un antes y un después en la historia del blues, pues fueron canciones suyas las primeras en ser escritas en partituras, además de que se le atribuyen las primeras grabaciones.

Una de sus aportaciones más notorias fue la adaptación de la música para que pudiera ser tocada con orquestas. La música popular y de cierta forma rústica que en ese entonces era conocida como “música caliente”, podría entonces dar un paso hacia la comercialización siendo revolucionada con tintes elegantes y vanguardistas mediante la mezcla de sonidos.

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El padre del blues nos deja como legado la creación y evolución del género mediante la mezcla de sonidos y la gran capacidad de adaptarla a nuevas interpretaciones, además la conservación de sus composiciones de manera documentada. W.C. Handy quién tuvo sus últimos días en 1958, se volvió en un ejemplo para las siguientes generaciones quienes copiaban su estilo haciendo tributo a uno de los más grandes exponentes del género y a quien también se le atribuye el término “blues” bajo el contexto de melancolía.

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Escrito por: Luis Pretelín Midnight Note

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