La pornografía

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Uno de los discursos actuales del feminismo es el de la abolición de la pornografía. Este es un tema que tiene varias facetas que son bastante problemáticas y que van desde efectos en la salud mental de las personas que lo consumen y que lo protagonizan hasta temas de secuestro y trata de personas.

La pornografía no es una representación precisa de lo que es el sexo en la vida real. Está completamente centrada en el placer masculino y en la utilización de la mujer para lograr tal objetivo. Es prácticamente el seguimiento de la comercialización de la mujer como lo es la prostitución y contribuye a la propagación de la cultura de la violación. La mayoría de los videos pornográficos terminan cuando el hombre acaba, lo que puede hacer que parezca que el sexo en la vida real debiera terminar también en ese momento. Pero ese, aunque es un problema grave, no es el único problema. Sino también que la violencia que se observa en muchos géneros pornográficos es preocupante.

Muchas actrices pornográficas han dado testimonios de severo maltrato físico y humillaciones que han experimentado frente a las cámaras. Este va desde fuertes golpes, latigazos, rasgaduras de ano, escupitajos… Prácticas que muchas veces incluso rozan en la muerte de las actrices. Hay un documental en Netflix llamado “Hot Girls Wanted” en el que actrices cuentan como todas cuando llegan por primera vez a trabajar en la pornografía, se ven sometidas a hacer videos extremadamente violentos en los que llegan a representar violaciones, estando amarradas y siendo maltratadas por varios hombres. Estos niveles de degradación de las actrices afecta en su salud mental, llevándolas a un posible desarrollo de trastornos depresivos y trastornos de ansiedad.

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El fácil acceso al internet hace que los niños y adolescentes comiencen a ver pornografía desde muy temprana edad, lo que provoca que la imagen que se hacen las personas sobre lo que es el sexo esté muy distorsionada. Esto puede hacer que, por un lado, haya una frustración sexual grave por no poder llegar a las expectativas que se tienen al respecto y por otro lado se cree una adicción a la pornografia, tan grave como una adicción a cualquier sustancia o al juego.

La pornografía es un problema también para el tema del consentimiento, ya que en el momento, las actrices pueden estar pidiendo que paren la grabación porque ya no pueden más con ese maltrato y la grabación no se detiene. Existen varios testimonios en los que actrices o ex-actrices hablan de esto. Esto no sólo es problemático con respecto a la seguridad de las actrices que no tienen voz sobre cuáles son sus límites dentro de su trabajo, sino también con respecto a los consumidores de este tipo de videos, que se hacen a la idea de que no es necesario parar (o no empezar algo) aunque la otra persona les esté pidiendo que se detengan. No se toma en cuenta el NO del otro, su palabra, lo que continúa propagando la cultura de la violación.

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Una gran cantidad de actrices llegan a esta industria a través de la trata de personas y la extorsión. Muchas veces son niñas o adolescentes arrebatadas de sus familias que se ven sumergidas en una vida de explotación, fiestas (en las que son productos) y excesos muy peligrosos que terminan por afectar gravemente su salud mental a corto y largo plazo.

La industria pornográfica tiene muchísimo poder el cual se va a seguir agrandando y agravando si seguimos consumiendo lo que nos venden. Por el bien de las personas víctimas de esta industria y por nuestra propia salud mental debemos dejar de ver videos pornográficos para formar una visión más sana de lo que es el sexo. Las mujeres no somos objetos del placer masculino y debemos dejar de vernos de esa manera.

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Texto por Maria Luna Flores

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