Renato Carosone: “Tú quieres ser americano”

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«Tú quieres ser americano». Con estas palabras, el napolitano Renato Carosone cuestionaba a la generación de la posguerra italiana de los años cincuenta. A partir de la ocupación norteamericana, el fenómeno de la «americanización» arrasó en la mentes de la juventud, particularmente la del sur de Italia, un territorio aún rural, de tradiciones, costumbres y rituales muy arraigados. Nos vienen a la memoria las escenas del exilio en Sicilia de Michael Corleone, en El padrino, en las que el traidor Fabrizio gritaba al paso de los «jeeps» norteamericanos: «¡Take me to the America! ¡Clark Gable! ¡Rita Hayworth!».

Renato Carosone, quien cantaba, componía, tocaba y dirigía en su orquesta, es considerado como una de las figuras más prominentes de la música italiana de la segunda mitad del siglo XX, un dato que se magnifica si se toma en cuenta que Carosone se retiró de la música en 1960, a los cuarenta años de edad.

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Fue el mayor de tres hermanos, y desde pequeño demostró un talento excepcional para la música, graduándose como pianista en el Conservatorio de Nápoles a los diecisiete. Casi inmediatamente fue contratado como director de una banda que estaba por realizar un «tour» por los países del norte de África. Como resultado de este viaje terminó contratado como pianista en Addis Abeba, ciudad en la que permanecería durante toda la Segunda Guerra. Ahí, su banda se presentaba con mucha frecuencia y con éxito, hasta el punto de convertirse en un referente del mundo del espectáculo de la capital etíope. Regresó a Italia hasta el fin de la guerra, en 1946, encontrando a su país inmerso en la desmoralización y la confusión ideológica del derrotado e invadido.

Los Estados Unidos, acabada la guerra, mantuvieron con Italia una relación distinta a la que tuvieron con Alemania y Japón. Con Italia se formó una relación fraternal; total apoyo a la reconstrucción y puerta de entrada para la ocupación económica yanqui, que permea en Europa hasta el día de hoy y que tuvo un auge descomunal en la mitad del siglo pasado. De alguna forma Italia ya había «conquistado» desde finales del s. XIX a Estados Unidos, enviando miles de inmigrantes, empujados muchos por la miseria. Algunos de ellos formarían posteriormente empresas más grandes que la U.S. Steel, capaces de tomar grandes decisiones para su país. Una especie de ajuste de cuentas.

Ante todo este panorama, nutrido del bagaje musical cosmopolita proporcionado por sus años de vida en el extranjero y armado con sus dotes cómicos e histriónicos, Renato Carosone retrató, parodió y cuestionó este inclinación por imitar a los «americanos». Siempre acompañado por el trabajo del letrista Nicola Salerno, con el que hizo gran mancuerna, Carosone formó una banda de la que fue líder y director musical, contratando músicos tanto italianos como extranjeros. Su éxito fue cada vez mayor a lo largo de la década de los cincuenta, con presentaciones tanto en Italia como en otros países, numerosas apariciones en el cine, en donde, junto con su banda, mostraba un espíritu burlón y juguetón.

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Renato Carosone rindió al mismo tiempo tributo a la música popular del mundo, incorporando y citando fragmentos de otras canciones en sus composiciones. Con un estilo único y divertido, entre gitano, italiano y árabe, con letras humorísticas e irónicas, como en el caso del pequeño italiano que quiere ser americano, pero que aún depende del bolsillo de mamá para poder comprar goma de mascar y cigarrillos Camel.

Respaldado por el gigantesco éxito comercial de sus composiciones, y seguramente también por una enorme cantidad de regalías generada por las mismas —la lista de «covers» que se han hecho de sus canciones en todo el mundo impresiona—, Renato Carosone decidió retirarse de la música en 1960, justo cuando su fama y éxito se encontraban en su punto más alto. En sus propias palabras:

«Prefiero retirarme ahora que estoy en la cresta de la ola, que sentirme atormentado por la idea de que la moda “yeyé” y los nuevos ejércitos que visten “blue jeans” puedan borrar de golpe lo que he logrado en tantos años de trabajo y preocupaciones».

Tras su autojubilación, decidió dedicarse por completo a la pintura.

Las miradas, el baile, las gesticulaciones, el mascado de chicle, las ejecuciones cómicas de los instrumentos, el aire festivo que transmitía Carosone y su banda se pueden disfrutar en videos de internet, dejamos el enlace a este en el que interpretan su famosa «Tu vuò fà l’americano» en la película Toto’, Peppino e Le Fanatiche, de 1958.

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