La influencia de la pedofilia en los estándares de belleza femeninos

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El otro día me encontré un tuit que criticaba un anuncio de un salón de depilación que ofrecía 50% de descuento a pacientes entre 8 y 19 años. Lo cual a primera vista me brincó y me enfureció. ¿Por qué razón legítima necesitaría una niña comenzar a depilarse desde los 8 años? (aunque escribiendo esta frase me sentí incómoda ya que ni a los 8 ni a los 19 ni a los 30 ni a ninguna edad una mujer necesita depilarse). Pero luego recordé que la primera vez que me depilé el bigote fue a los 10 u 11 años, no muy lejos de mis propios 8. Incluso recuerdo como pensé que iba a extrañar mi bigotito, sin saber que me iba a volver a crecer en dos semanas. Me dolió muchísimo, me salieron unas ronchas horribles que me siguieron saliendo cada vez que me volvía a depilar el bigote.

Cuando me comencé a depilar las axilas mi piel también reaccionaba muy mal, se me irritaba mucho y me ardía, entonces intenté rasurarlas (lo cual no era ideal para una muchachita porque dicen por ahí que cuando vuelven a crecer crecen más gruesos y guácala…) y al rasurarlas también se me irritaban muy feo. Lo mismo con cualquier parte del cuerpo a la que le intentaba quitar los pelos “feos y mugrosos”. A los 16 años me hice depilación láser en ceja, bigote, bikini y piernas. Bueno, hasta me depilaban los pelos de los dedos de los pies, ridículo. Fueron aproximadamente 10 años intentando remover el vello de mi cuerpo hasta que un día dije ya no más. No voy a sucumbir a mi cuerpo a dolor innecesario para complacer a nadie, no me importa lo que me digan, tuve suficiente. Desde ese día tengo mis axilas, piernas, bikini y bigote bien peludas, porque así me gusto yo y eso es suficiente para mi. Nadie me dice nada al respecto (más que mi mamá por supuesto) y soy feliz alzando mis brazos con playeras sin mangas y sin pena. Y les voy a decir algo, que no es que importe, pero por si tienen la duda, no me ha hecho ligar menos, es más, me ayuda a ahuyentar a las personas que no quiero que se me acerquen sin tener que hacer nada yo misma.

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¿Se han dado cuenta de cuáles son realmente los estándares de belleza femeninos? Mujeres sin vello corporal, con la piel de porcelana, delgadas, sin estrías, sin celulitis y sin manchas en la piel, estándares completamente irreales para mujeres adultas. O también estándares que no tengan que ver con el físico sino más bien con los comportamientos de las mujeres que algunos hombres en las redes sociales dicen que son atractivos como hablar agudo, hacer “berrinches” o “cara de puchero”, que las mujeres aunque tengamos más de 18 años nos sigamos diciendo “niñas” entre nosotras o incluso la idea de ser una “niña bien”… ¿O qué hay de la idea de que a algunos hombres les atraen las mujeres mucho más jóvenes que ellos? Y esto puede ir desde el señor de 40 que anda con una mujer de 20 hasta el chavo de 23 que anda con una adolescente de 16. Pues así he oído a varios gritando: “¡Legalicen a las de 16!” O, para terminarla de regar, que una las principales búsquedas en las páginas de pornografía es “teen”.

¿Se han preguntado de dónde provienen estos estándares e ideales colectivos? Pues lamento decirles que vienen de la cultura de la pedofilia. Y lo peor de todo que es algo que está tan inculcado en la sociedad que es raro que nos lo cuestionemos o en contra de lo cual nos revelemos. Estos estándares son irreales, inalcanzables, promueven los trastornos alimenticios, el consumo compulsivo de artículos de belleza rejuvenecedores y la adicción a las cirugías plásticas. Y esto solo para caber en una esquema que proviene de una ideología enferma.

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Todas están en todo su derecho de seguir depilándose todo lo que quieran y las respetaré siempre, pero lo que es importante es que entiendan el origen no sólo patriarcal sino literalmente de pedofilia de los estándares de belleza que aceptan sin cuestionarse. Tener pelos en el cuerpo no las va a hacer verse menos atractivas, pero quitarselos tampoco las hará más atractivas. Y de todos modos, la idea de que la belleza es algo crucial también es patriarcal y también lo discutiremos alguna otra semana en este mismo canal de #inclusiontotal.

Siganse cuestionándoselo todo, porque todo tiene unos orígenes muy extraños y muchas veces perversos. No sigamos alimentando al monstruo, ya comió suficiente. Alimentémonos a nosotras aprendiendo qué es lo que hacemos para nosotras y qué es lo que hacemos porque nos enseñaron que así tenía que ser.

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Inclusión Total 

Texto por Maria Luna Flores

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