¿Qué es la expresión de género?

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Hace ya un poco más de un año, justo al principio de la cuarentena, decidí raparme. Ya tenía ganas de hacerlo desde hace mucho tiempo y vi el encierro como la oportunidad perfecta para hacerlo. La cuarentena ha sido un tiempo de introspección, reflexión y análisis sobre uno mismo y nuestro entorno social. Personalmente ha sido un tiempo que me ha ayudado a crecer, ser más segura de mí misma, saber en qué me necesito concentrar, saber qué es lo que quiero en la vida y tomar decisiones importantes. Pero para el tema de este texto, ha sido un tiempo en el que he podido explorar mucho con mi expresión de género, hasta el punto de darme cuenta que mi expresión de género es género fluido, aunque mi identidad de género permanece siendo femenina.

En primer lugar debo especificar sobre la diferencia entre expresión de género e identidad de género. La identidad de género es la vivencia del género dentro de la persona según el cual se sienta, puede ser femenino, masculino o no binario y no tiene nada que ver con el sexo biológico. La expresión es la manera de manifestar el género ya sea a través de la ropa, de las actitudes, del nombre, etc… Importante: Ninguno de los dos tienen que ver con la orientación sexual o romántica de la persona, cada uno es completamente independiente del otro.

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Retomando entonces, al momento de raparme y dejar ir mi melena me di cuenta que una gran parte de mi feminidad la había puesto en mi cabello, como si dependiera de él para decirme femenina. Pero raparme me hizo encontrar muchas facetas tanto de mi feminidad, viendo a detalle mis rasgos faciales, como nunca los había visto antes, como de mi propia masculinidad, algo que ha sido verdaderamente placentero para mí. Principalmente porque mi mejor amiga encontró un nuevo apodo para mí: “El niño”, el cual si yo no tuviera un lado masculino que me gusta, me hubiera incomodado, pero que de verdad es un apodo que me encanta, me encanta escuchar que me gritan “¡niño!” y voltear sonriendo porque sé que me están hablando a mí. También he explorado nuevos estilos de ropa, comprando “ropa de hombre” (aunque en realidad soy de la idea que la ropa no tiene género) y usándola sin necesidad de agregar algo distintivo en mi imágen que indique que soy mujer. Literalmente solo me visto conforme a cómo me sienta ese día, ya sea un look ultra femenino, ultra masculino o ultra andrógino y me encanta. Siento cierta liberación de no tener que probarle mi género a nadie e incluso he experimentado cierto placer en confundir a personas que a veces no saben cómo dirigirse a mí (aunque ese placer es en general, me gusta sacar de onda a las personas con lo que sea, pero esta es una nueva arma que descubrí en mi misma para eso).

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Esta expresión de género también en muchas ocasiones no tiene que ver con mi imagen, sino con mis comportamientos y mis actitudes. Puedo traer el outfit y el peinado más femenino que me haya hecho y tener actitudes o expresiones completamente masculinas, y ya no me incomoda, lo disfruto muchísimo.

Lo que me impresiona hoy en día es el peso que le había puesto a mi cabello sobre mi manera de expresarme con el mundo, lo cual es muy real y la verdad lo sigo haciendo, pero ahora de maneras diferentes, ya no con respecto a mi expresión de género, sino con respecto a otras cosas, otras modas y otros sentimientos muy distintos a “¿Pero, me seguiré viendo como mujer si me hago eso?” porque descubrí que no siempre me quiero expresar como mujer, y eso no me hace menos mujer, y no le debo dar una explicación sobre eso a nadie.

Entonces, en conclusión, el género es un espectro, realmente no hay limitantes. Dence chance de explorar todos sus lados y todas sus facetas porque nunca sabemos cuánto nos estamos perdiendo de nosotros mismos por ideas inculcadas de la sociedad, sobre todo de la sociedad mexicana. Quizás en una de esas descubran algo que no sabían de sus propias personas o de sus propios cuerpos y sea lo que sea que descubran, recuerden que siempre son válidos.

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Texto por Maria Luna Flores

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