La evolución del rol de la mujer a través del tiempo como una mirada generacional

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El siguiente texto es la introducción a una investigación que realizamos entre Sofía Scorza, Talia Duque, Valeria Villarruel y yo, Maria Luna sobre la evolución de los roles tradicionales de la mujer a través de las distintas generaciones.

Es pertinente definir los conceptos que utilizaremos en nuestra investigación. En primer lugar, los roles de género son el conjunto de normas sociales que se consideran apropiadas tanto para los hombres como para las mujeres (Aguilar Montes de Oca et al, 2013). De igual manera, Marta Lamas (citado en INMUJERES, 2007, p.1) define el rol, o papel, de género como “el conjunto de normas y prescripciones que cita la sociedad y la cultura sobre el comportamiento masculino y femenino”. Esta misma escritora describe que los roles de género dependen de factores como el nivel socioeconómico, grupo étnico y hasta el estrato generacional al que pertenezca cada persona (Lamas, citado en INMUJERES, 2007, p.1).

Estos roles son atribuidos desde el nacimiento, quizás incluso antes, según los valores de cada familia, sin embargo, pueden llegar a generalizarse en la sociedad mexicana, ya que es una sociedad bastante estereotipada en cuanto muchos factores, entre ellos el género (Instituto Nacional de las Mujeres, México, s/f). En México hay un notorio rol tradicional de la mujer existente desde la era prehispánica, pasando por la era colonial, al porfiriato, a la era revolucionaria mexicana hasta el México contemporáneo, desde las cuales se nota una diferencia importante entre “la mujer rural” y “la mujer urbana” (Sesento, 2015).

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Existen numerosas investigaciones sobre lo que es el rol tradicional de la mujer y la manera en que ha ido evolucionando. En los últimos años, la mujer se ha integrado cada vez más a los escenarios laborales, pasando de ser la ama de casa a tener una doble carga, ya que la labor casera no se deja atrás al practicar la labor fuera de casa (Sabater, 2014). Esto ha provocado un cambio en la percepción de género dentro de las familias y dentro de la sociedad (Fawas, Soto, 2012), pero es un cambio que sigue siendo poco reconocido y estereotipado, incluso por ellas mismas. “En la sociedad mexicana de 1981, la creencia de que una mujer sólo podía realizarse a través de la maternidad era mayoritaria (en el 54% de los casos), en la actualidad el porcentaje que tiene esta opinión ha descendido en casi veinte puntos (equivalente al 36%)” (Zabludovsky, 2007).

También se ha estudiado la influencia del rol tradicional de la mujer en aspectos psicológicos, como la ansiedad, por ejemplo. Se dice que hay una correlación entre la tradicionalidad y la ansiedad en las mujeres (Pérez, Serra, 1997). Por otra parte, desde el momento en que aprendió a trabajar, la mujer adquirió cierta vergüenza por depender económicamente del otro. Nace la nueva ansiedad de necesitar ser reconocida y respetada dentro de la sociedad por su aportación a ésta (Méndez de 1 Cuenca, 2011). Al mismo tiempo, el reproche de la sociedad por ser “mala madre” y enfocarse tanto en el trabajo como en los hijos e hijas, o por ser una “quedada” y no casarse.

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En México se ha estudiado este fenómeno en varios libros e investigaciones donde se afirma que hay un arraigamiento en el rol tradicional de la mujer. En éste, la mujer debe permanecer en casa y cuidar de sus hijos(a) y esposo. Todo esto, mientras permanece impecable, amable, educada y decente en todo momento (Felitti, 2016). Estos roles han ido cambiando conforme al tiempo y a las nuevas necesidades económicas del país (Saloma, 2000).

Sin embargo, las investigaciones que se han realizado con respecto a estos fenómenos han sido de carácter cuantitativo y son de bastante antigüedad. Proporcionandonos datos duros sobre la participación femenina en la economía de sus respectivos países y el impacto que tiene esto tanto en ellas como en sus casas y hasta en su país. Tampoco se encontraron investigaciones que hablen de estos fenómenos en la Ciudad de México en particular.

Una investigación realizada por Aguilar et al. (2013: 212), se enfoca en datos cualitativos acerca del “significado del rol de género contemporáneo que los hombres y las mujeres consideran tener”. Para ella se recolectaron datos por medio de la utilización de redes semánticas naturales y los participantes eran jóvenes universitarios y adultos de la Ciudad de México. Incluso se encontró una Escala de roles de género de Rocha hecha en 2004 mencionada por Saldívar et al. (2015: s/p) que toma en cuenta aspectos culturales y actitudes familiares de los mismos.

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La Universidad de Manizales en Colombia, realizó un estudio en el que se buscaba “analizar las actitudes de niños, niñas y adolescentes de una institución frente a su rol sexual y de género” (González et al, 2013: 343). Esta investigación podría aportarnos de manera notable, ya que se considera cualitativa por la metodología empleada: talleres y cursos. Justo al final de la misma, se recomienda ahondar en este tema desde lo transgeneracional para notar esta evolución de la que hablamos.

Sweet y Sarkisian (2016) llevaron a cabo un estudio cuantitativo con información de 9210 empleados de 7 empresas en 11 países diferentes (entre ellos México, Brasil, China, Japón, España y Botswana). La investigación indaga en la importancia o “centralidad” de la carrera o el trabajo dentro de la identidades de hombres y mujeres, a diferencia de la maternidad/paternidad o el trabajo doméstico. Plantean que “las creencias tradicionales de género se asocian con una menor centralidad en la carrera, especialmente para las mujeres” (Sweet, Sarkisian, et. al, 2016, pp. 486). El estudio señala que solo se toman en cuenta empleados de empresas específicas, una limitante importante.

Finalmente, en un estudio realizado por Karver, Sorhaindo, Wilson y Contreras (2016), se investigó sobre cómo han cambiado los valores sociales y las normas sobre sexualidad en dos generaciones diferentes de mujeres de comunidades indígenas en Oaxaca, México. El estudio, publicado en 2016, fue cualitativo. Se realizaron entrevistas con 19 mujeres de dos generaciones diferentes en 12 comunidades. A pesar de que el tema difiere de la investigación que se busca 2 realizar, es importante tomar en cuenta la metodología empleada dentro del estudio, ya que tiene un enfoque cualitativo y un enfoque intergeneracional.

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Las pistas que proponen éstas últimas investigaciones tienen que ver con escenarios de nuevas formas de trabajo para las mujeres, la perspectiva de las mujeres sobre su situación actual, la nuevas políticas adoptadas por los Estados para “ayudar” a las mujeres en estos ámbitos, la evolución de las tasas de natalidad, la evolución de los problemas psicológicos de las mujeres, así como su naturaleza y su origen. De igual forma se menciona que valdría la pena “estudiarse la satisfacción que hoy se tiene con el rol de género asumido” (Aguilar et al, 2013: 212). En otro estudio, se propuso establecer las relaciones causales para ver cómo la centralidad de carrera cambia con el tiempo, desde un enfoque cualitativo (Sweet, Sarkisian, et. al, 2016, pp. 496).

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Inclusión Total 

Texto por Maria Luna Flores , Sofía Scorza Figueroa, Talia Duque Blejer y Valeria Villarruel Díaz.

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