Entre el kilo de papel, una dedicatoria

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No sé si a alguien ya le ocurrió recopilar las dedicatorias que algunos escritores o lectores dejan en sus libros, saldría un texto interesante. Aunque no todos suelen dejar muchas palabras cuando firman un libro, aún así, son muchos los que dedican unos minutos a redactar unas líneas más allá de la rúbrica.

Creo que eso depende de cuántos lectores se acerquen al autor para obtener el autógrafo, porque si son demasiados, el narrador o poeta, debe acelerar la inscripción de su firma para que los que esperan no se impacienten o se desesperen. En cambio, cuando el público es reducido, el autor tiene tiempo para dedicar con más calma el producto de su trabajo literario.

Aunque existe registro de dedicatorias famosas, en realidad se trata de palabras que el autor decidió que fueran impresas en su obra y no una que escribiera con su puño y letra en la página en blanco que por lo regular hay en la mayoría de los libros.

Sin embargo, no todas las dedicatorias provienen de los escritores, hay muchos lectores que deciden obsequiar un libro y escriben en él algunas líneas para quien recibe el presente. Sólo que algunas veces, después de encontrar ese destino, hay libros que son llevados al depósito de papel para su venta por kilo.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”17620″ img_size=”full”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]De entre ellos, existen muchos con dedicatoria, cómo el que encontré el año pasado hurgando de entre una pila de libros que fueron vendidos en el depósito de papel de la calle de Héroes del 47 casi esquina con Calzada de Tlalpan. Se trata de un libro en buen estado y cuyo autor es nada más y nada menos que Eduardo Galeano.

Me pregunto, por qué se acaba el valor del libro, por qué termina junto con hojas de archivo, libros de texto, cartas, revistas, cuadernos, etc. El encargado de pagar por el papel, porque a eso se reduce un libro, a sólo papel, me comenta que, por ejemplo, después del temblor de 2017, mucha gente vendió sus bibliotecas porque dijeron que los libros pesan mucho y puede pasar que, durante un sismo, sea más fácil que las casas se vengan abajo, sobre todo los departamentos que están en las plantas altas.

No sé si Irene, que es quien escribe la dedicatoria o Eva, que es quien recibe el obsequio leerán algún día esta columna, me tomo el permiso de compartir las palabras que aparecen; después de todo, ninguno de nosotros podría saber que sucedería con el libro si yo no lo hubiera llevado a casa, tal vez llegaría a otra casa, con otro lector o quizá a alguna recicladora de papel o a la basura.

Lo cierto es que los escrito por Eva, se queda entre la página de un libro y ahora yo lo comparto como muestra de lo que puede significar alguna dedicatoria y lo que en su momento movió con sus letras el escritor Eduardo Galeano, porque como dice en la contraportada: “el libro es una celebración de la resistencia, de la memoria y de la vida”.

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Eva:

¿Será que podemos aprovechar

haber recorrido el camino

del dolor para entonces

caminar en sentido contrario?

 

Espero que este libro te ayude,

como me ayudó a mí,

a entender ese camino y

a tomar el valor para

recorrerlo, a tientas, en

sentido contrario

Feliz cumpleaños

16/07/03

Atte

Irene

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#DepositoDePapel

Depósito de papel

Texto: Hortensia Carrasco 

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