Desde Brooklyn The Neuroplastic nos sumergen en el rock y grunge de los 90. Este quinteto, anteriormente conocido como Tootilage, se reinventa con temas que exploran los rincones de la conciencia humana y, de paso, nos hacen reflexionar entre guitarras y letras filosas. Su debut como The Neuroplastic en el álbum Plastiquarium del que se desprenden Fishplastics y Tinpanzee, dos pistas que merecen tu atención para introducirte en su música.
Fishplastics
Fishplastics es enérgica desde el primer acorde, esta canción es un viaje ácido a las profundidades del mar, donde el verdadero protagonista es la contaminación. Aquí, Ace Salisbury pone en palabras un escenario tan crudo como divertido: los peces ya no nadan en aguas limpias, sino entre basura plástica. “People want to know why we keep eating plastics / Fillet is classic / Now more elastic” canta con sarcasmo, dándonos una cachetada de realidad. En este océano de melodías y acordes, The Neuroplastic nos recuerda, a punta de ironía, la crisis ambiental sin perder esa vibra jovial que engancha y nos hace cuestionarnos, sin sermones, nuestro impacto en el mundo.
Tinpanzee
Esta canción abre el álbum Plastiquarium con un estilo muy grunge, directo y provocador. Tinpanzee es un retrato curioso de un mono mecánico, atrapado en una existencia que nadie parece entender, excepto él mismo. Salisbury repite “I saw the monkey die / I watched them build him stronger”, dándole un toque oscuro y repetitivo que cala hondo. La lírica mezcla humor y existencialismo, manteniendo un ritmo enérgico y lleno de actitud. Esta rola podría estar al inicio de una playlist ideal para esos días en los que necesitamos un toque de rebelión y cuestionamientos. Es la voz de una máquina viva, de un experimento llevado al extremo, mientras nosotros nos quedamos con las preguntas y él con la falta de sentido.
Producción y Sonido en The Neuroplastic
El sonido de The Neuroplastic es honesto, sin saturación ni adornos innecesarios, y con un marcado estilo grunge que homenajea a los 90 sin sonar anticuado. Aquí, cada elemento tiene su espacio: las guitarras son vibrantes y electrizantes, una mezcla de nostalgia y frescura, mientras el bajo y la batería crean una base profunda y poderosa que casi sientes en el pecho. La voz de Ace Salisbury tiene matices que la hacen memorable; en algunos momentos es aguda y vibrante, en otros, adopta una profundidad cautivadora, adaptándose perfecto a la narrativa de cada canción. La producción es limpia y logra capturar esa esencia orgánica del rock alternativo que pocos logran sin sonar forzados. Si buscas algo que te haga vibrar sin pretensiones, este es el álbum para ti.
Vale mucho la pena seguir a esta banda en su crecimiento, y quién sabe, tal vez hasta cambiar nuestro playlist de todos los días. Escucha su música y sigue a The Neuroplastic en sus redes sociales para no perderte de lo que venga.
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